Rivero negocia comprar al Banco popular el 8,2% de Bami

Rota la relación de conveniencia, después de negarse a financiar la compra del 10% de Metrovacesa a la que ha obligado la CNMV a Rivero, la postura del banco en la inmobiliaria ha pasado a ser claramente vendedora.

De cuajar esta operación, en plenas negociaciones, Rivero llegaría a hacerse con una participación superior al 15% de Bami, en la que recientemente aumentó su presencia a título personal hasta el 6,2%, además de otras cruzadas. Las dificultades por las que atraviesa el empresario andaluz han hecho reconsiderar su estrategia, que en estos momentos parece estar encaminada en amasar un porcentaje de control de la inmobiliaria susceptible de ser vendido al mejor postor.

Los riesgos asumidos por Rivero en la defensa de Metrovacesa recibieron el castigo de la CNMV y han desembocado en un divorcio con el Popular, cuya tradicional prudencia nada tiene que ver con las convulsiones de opas y contraopas de los últimos meses. Reconocida como inversión financiera, sin consejero en la inmobiliaria y teniendo en cuenta que la entrada del banco en su capital se produjo a 3 euros la acción, la presencia del Popular en la inmobiliaria puede tener los días contados.

Las que tampoco están ya para fiestas son las cajas. A pesar de las últimas negociaciones mantenidas, tanto La General de Granada, como CAM y Caja Castilla-La Mancha (entre las tres suman un 19% de la inmobiliaria) han decidido dar la espalda a Rivero ante la arriesgada senda que han tomado los acontecimientos. Sólo Bancaja y su presidente, Julio de Miguel, respaldan los planes del intrépido presidente de Bami.

El apoyo de Bancaja se antoja insuficiente para salvar la papeleta y cumplir con los numerosos compromisos que el presidente de Bami ha dejado por el camino. Entre ellos, se comenta en el mercado, un centro comercial para la familia Sacresa (primer accionista particular de Metrovacesa con un 9%) y un desarrollo urbanístico en Málaga para Luis Portillo (con una más discreta participación del 2%).

Como las penas nunca vienen solas, a Joaquín Rivero le llueven las complicaciones. El castigo corrector impuesto por la CNMV no sólo puede dar al traste con sus planes de fusión, sino que además puede llevarle a los tribunales. Un importante accionista de Bami prepara una acción social de responsabilidad contra el andaluz por el dichoso asunto de la autocartera, precisamente el clavo al que se aferró la CNMV para poner freno a sus sueños.